Extracto

Casualidad o destino

Nunca quise concebir mi vida dirigida por las circunstancias. Siempre he pensado que era el dueño de mi propia existencia. Que aunque existen acontecimientos que te sobrevienen sin esperarlos y por tanto no puedes evitar, sí que al menos das una respuesta emanada desde tu propio albedrio.

Decidir a cada momento lo que voy a realizar.  Como lo voy a ejecutar. Cuando lo voy a materializar. Porque lo voy a desarrollar.  Son decisiones que creía, lo eran desde mi exclusivo juicio. Ahora comprendo que mantenerme en esta voluntad, ha supuesto para mí, o bien un gran esfuerzo inconsciente o una quimérica ilusión.

Hoy entiendo que esa actitud existencial, lo era más, producto de un anhelo imaginario, que una sustantiva realidad. O en todo caso, un conjunto concatenado de suertes. Un acervo de coincidencias que aparentaban proceder de mi particular decisión. 







Que seleccionaba las personas con las que habría de relacionarme. Que elegía los lugares de cuya ubicación disfrutaría. El modo de subsistencia que ambicionaba mantener. El oficio que quería ejercer. E incluso influir y perpetuar el mundo que deseaba para mis descendientes.

Hoy estoy convencido de que este proyecto es el resultado de un cúmulo de circunstancias. Tales, que a estas alturas, sé que no lo he diseñado yo. Sino que he sido conducido junto al resto de integrantes, por una conjunción de fuerzas veladas. Con un objetivo oculto para mi entendimiento, pero perfectamente orquestado en su principio, en su trayecto y destino.

Unos hechos dirigidos ya mucho antes de mi nacimiento, quizás de los de mis ancestros. Y que me han ido marcando la vereda por donde habría de andar.

Venturas que, con agudo ingenio, quizás puedan vislumbrarse en la lectura de este libro. Pues, aunque inciertos e ignorados, intuyo que aquí se hallan las señales de nuestros designios.






La última conquista

Descubrimiento

Hoy, querido lector, vas a entrar en uno de los más prodigiosos y enigmáticos misterios de la creación. Vas a descubrir, quizás el esencial, de la enmarañada red de ilimitadas e inescrutables vías, que el cosmos nos sugiere.

Por un sendero indescifrable, que por cotidiano, atisbamos cercano y conocido. Aunque impenetrable y oscuro por lo intrincado. Vas a adentrarte en el producto de la evolución desde hace, millones de millones de años. Un instante o la inmensidad del tiempo infinito. 

La solución perfecta para comprender lo que acontece a nuestro alrededor. La sucesión de eventos que nos han traído hasta aquí. Y lo más importante, cual será nuestro destino. Un lugar en la eternidad, donde el pasado y el futuro se confunden y dan a luz al efímero presente.

Un espacio en un lugar concreto, la Tierra, el Sistema Solar, deambulando raudo por el inabarcable firmamento y a la vez estático y yaciente, yermo. Sin embargo, rebosante de acción en su seno. De seres activos y vívidos y a veces conscientes de sí mismos.


Vamos a sumergirnos en el hecho mágico y milagroso que es la vida.  En los entresijos de la sicología humana para descifrarla.  En la quietud de la materia y la actividad de la energía. Desde la cálida e iluminada consciencia, a la fría y oscura inexistencia.

De la temperatura y la gravedad como fundamentos de la ley capital. Y los estados sólido, líquido o gaseoso a que nos somete, según la voluntad y libertad que te aporte la cercanía o lejanía de tu vecindad. El bien y el mal, cuando la ciencia la dilucida la filosofía.

Hoy querido lector, deseo guiarte por los entresijos de las circunvoluciones cerebrales, medio material del polvo de estrellas generado durante eones. Hogar o continente de la intelectualidad, de la psique humana. Vamos a dar respuestas a las disyuntivas más trascendentes.

Cuestiones tan decisivas como el tránsito de la materia inerte a la vida. Y el retorno a la inanimada, a través de la muerte. O descifrar el mecanismo de elección del itinerario adecuado ante el erróneo desvío. Entre lo impropio o lo correcto.






Todo esto, a través del relato de 100 de las mejores personas. Elegidas entre el millón que compone esta región asturiana. El escrutinio de mi interior y del vuestro propio, como eruditos y estudiados. Sacando conclusiones que podréis proponer o guardaros para siempre.

Sustentándonos en los 100 ejemplos de buenas personas que os expongo. Descubriendo sentimientos que quizás, ni nosotros mismos sabíamos de su existencia. Con un objetivo primordial, demostrar que somos unos privilegiados.

Que esta sociedad merece aún ser salvada. Que la buena gente existe, por encima de las ciertas o míticas conspiraciones. Que, aunque pertrechada de defectos también atesora virtudes. Que avanza sin advertirlo hacia un futuro incierto.

Y si al final de la lectura llegas a alguna conclusión, te ruego me lo hagas saber. Si no, nos conformaremos con atisbar, ante la inmensidad del firmamento, el conocimiento que contiene. Y al menos, extasiarnos con su inconmensurabilidad.





El espíritu de San Petersburgo

Los 7 Principios

1 Humanidad o sensibilidad ante la sociedad
2 Libertad o elegir ante los diferentes caminos
3 Valor o la voluntad, la valentía y la acción
4 Justicia o la equiparación universal de derechos
5 Democracia o compartir las decisiones políticas
6 Solidaridad o ayudar a los más débiles
7 Conocimiento o el avance hacia la evolución      

Un hombre bueno es ante todo inteligente y sensible hacia el mundo que le rodea. Es aquel que consciente ayuda a los demás, mientras sin saberlo se ayuda a sí mismo.  Y al menos posee algo de cada uno de estos 7 valores.

He conocido en este último año a personas singulares con biografías asimismo excepcionales. Unas por discretas y otras por su laboriosa complejidad. Más todas impregnadas de afán y dedicación, de vehemencia y determinación por mejorar la vida de los demás. Y entre ellas destaca una, protagonista de un acto insólito en la historia de la humanidad. Una proeza que te animo a descubrir de entre los 100 relatos. Y a revelar si lo consigues.






La aventura de la vida

Polvo de estrellas, nuestro origen

Aunque el proyecto basado en la WMAP de La Nasa, da como resultado, que el Universo cuenta con una edad de 13.700 millones de años, desde su nacimiento, allá por el Big Bang o “Singularidad”. Y esta teoría está apoyada por la mayoría de los científicos contemporáneos.

Me declino más a pensar en un Cosmos eterno. Ya que no me resulta grato, ni comprensible llegar a un lugar, a partir del cual, ya no exista nada. Siquiera un vacío interminable y oscuro, cuyas tinieblas nos trasladen a los más misteriosos, desconocidos e inimaginables enclaves.

Prefiero mirar al horizonte e imaginar, que sea cual fuere el camino que elijas, siempre habrá algo más allá, perpetuo, imperecedero, interminable, constante y coherente.








La Wilkinson Microwave Anisotropy Probe (WMAP) es una sonda de la NASA cuya misión es estudiar el cielo y medir las diferencias de temperatura que se observan en la radiación de fondo de microondas, un remanente del Big Bang. Fue lanzada por un cohete Delta II el 30 de junio de 2001 desde Cabo Cañaveral Florida, Estados   Unidos.

Desde ese momento, cuando se produjo el primer átomo o el más sencillo, el de hidrogeno, hasta hoy, hemos contado con 118 elementos en la tabla periódica. De las reacciones, formación y muerte de las estrellas surgidas desde entonces. Imaginaos cuando existan infinitos elementos, de infinitos átomos, infinitos electrones, infinitos protones, infinitos neutrones, la materia ya no será como la conocemos, sino pura energía, compleja y ni siquiera definible por sublimidad.

Conjeturamos que la edad de la tierra es de alrededor de 4.500 millones de años, que la vida evoluciono en los últimos 4.000 millones y que el hombre como especie existe alrededor de los últimos 100.000 años. En tan solo 10.000 hemos pasado de 1.000.000 de personas, a los más de 7.000.000.000 actuales.





Extraterrestres

Siento decepcionaros, pero no existen más allá del sentido etimológico de la palabra, fuera de la Tierra.  Los avistamientos de alienígenas y naves interestelares son producto exclusivo de nuestra imaginación.

Sin embargo, todo lo creado por nuestra fantasía es susceptible de ser realidad. En un tiempo pasado o futuro. Todas esas visiones oníricas, podrían ser muy bien, el resultado de la impresión en la memoria genética de nuestras células ancestrales.

Podría ser perfectamente plausible que una civilización avanzada hubiera dejado grabada su idiosincrasia evolutiva en el núcleo de básicos virus. Después de haber convivido e intercambiado su testimonio vital y ser destruida por cualquiera sabe que causa. La información viajara de forma latente durante millones de eones y vagara por el espacio infinito, hasta entrar en contacto con algún planeta idóneo para la implantación de la vida.

Que somos una forma de vida única en el Universo, es un hecho empírico. Aunque existan planetas en la zona de habitabilidad, las condiciones que la hicieran viable nunca serian idénticas a las de la Tierra.



Si aceptáramos esa probabilidad, seria inverosímil la coincidencia en el tiempo. Y si quisiéramos insistir y adolecer de generosa ingenuidad y aceptar esos dos supuestos. ¿Porque iban a ser iguales a nosotros, si ya aquí en la Tierra, aunque somos millones de seres vivos, no existen dos exactos?

Partir de esa premisa romántica, que no científica, no nos permitiría avanzar en el conocimiento. Que exista vida fuera de la Tierra, es muy posible. Que exista vida inteligente y que concurra en sincronía, en el mismo momento que se desarrolla la nuestra, es una opción absolutamente improbable, aunque solo sea por darle pábulo a la estadística, que es una ciencia más exacta cuanto más numerosos, amplios y extremos son los postulados.












Nuestra historia reciente

Se dice que el hombre surgió en África, según las últimas observaciones y hallazgos arqueológicos. Nació en la 

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